sábado, 1 de diciembre de 2007

Ale, ale, que se enfría el café

Mientras la gente se levanta, se quita las legañas (o se las deja puestas, solo por el placer de sentirse recién levantado y bien descansado), mientras el humo empieza a escaparse de miles de cafeteras y miles de perros empiezan a incomodar a sus dueños para el primer paseo del día, aquí estamos nosotros con los dedos pegados a un teclado y los ojos gritando porque les hemos quitado sus sábanas, párpados que se quieren volver a cerrar. Pero no siempre se consigue lo que se quiere, ¿no?

1 comentario:

PANDORA dijo...

Eres todo un talento, te voy a meter en el bolsillo, llevarte a mi casa, y no dejarte salir nunca más...